Descubriendo Hervás: Una joya en el corazón del Valle del Ambroz
Descubriendo Hervás: Una joya en el corazón del Valle del Ambroz

Descubriendo Hervás: Una joya en el corazón del Valle del Ambroz

Una mañana de verano, mi mujer y yo decidimos escapar del bullicio de la ciudad y dirigirnos hacia Hervás, un encantador pueblo en la provincia de Cáceres, conocido por su judería, su riqueza cultural y la belleza de su casco urbano. La brisa fresca del valle nos recibió mientras aparcábamos cerca del centro histórico, listos para explorar y pasar un gran rato descubriendo Hervás.

Paseo por la Judería
Descubriendo Hervás

Comenzamos nuestra visita en la famosa judería, un laberinto de calles estrechas y empedradas que conserva la esencia de su historia sefardí. Las fachadas de las casas, algunas adornadas con flores y otras con detalles de madera, parecían transportarnos a otra época. No pudimos resistirnos a entrar en algunas pequeñas tiendas artesanales, donde encontramos tejidos, cerámica y dulces típicos que reflejan la identidad cultural del pueblo.

Cada rincón de la judería cuenta historias de su pasado, fue fácil imaginar cómo habría sido la vida en esta zona siglos atrás. El ambiente tranquilo y las vistas del entorno hicieron que el paseo fuera inolvidable.

Calles con Encanto y Rincones Históricos descubriendo Hervás.

Continuamos nuestro paseo por las calles del casco urbano, descubriendo rincones llenos de historia. Cada esquina de Hervás parecía contar una historia distinta. La Plaza de la Corredera, con su ambiente animado, nos invitó a sentarnos por un momento y disfrutar del ritmo pausado de la vida en el pueblo.

La mezcla de arquitectura popular y religiosa se hace evidente en cada esquina, desde las casas de madera hasta la majestuosa Iglesia de Santa María de Aguas Vivas, que se alza en lo alto del pueblo ofreciendo vistas espectaculares de los alrededores.

Gastronomía para cerrar la visita

Antes de partir, hicimos una parada en un pequeño restaurante local. Optamos por probar las migas extremeñas, acompañadas de una copa de vino del Valle del Jerte. El sabor casero de los platos nos dejó un recuerdo imborrable y una gran sonrisa.

Mientras volvíamos al coche, con el sol brillando intensamente sobre las montañas cercanas, sentimos que habíamos descubierto un lugar mágico. Hervás no solo es un pueblo con historia y encanto, sino también un destino que invita a volver una y otra vez.