Partimos de Torla-Ordesa con la intención de visitar otra de las maravillas del Pirineo Aragonés, Aínsa, considerado, y merecido se lo tiene, uno de los pueblos más bonitos de España.

Pero antes de iniciar recorrido hacia Aínsa, hacemos parada en Broto para visitar la Cascada de Sorrosal. Una vez dejamos el coche en un aparcamiento público existente a las afueras del pueblo, iniciamos un pequeño paseo por la margen del barranco de Sorrosal, encontrándonos con el salto de agua cinco minutos después.
Es un salto que con agua debe imponer, pero que hoy, julio del año 2022, y debido a la ausencia de lluvias, se encuentra deslucido, cayendo por el salto unas pequeñas hileras de agua. Para los más atrevidos, existe una vía ferrata que da acceso a la parte superior de la cascada.
Desilusionados por la falta de agua en el Salto de Sorrosal, partimos hacia Aínsa con el fin de conocer las mágicas calles que lo catalogan como uno de los pueblos más bonitos de España.
Estacionamos en un aparcamiento público (de pago, por cierto) en la parte baja del pueblo, y nos disponemos a subir las inacabables escaleras que dan acceso al casco viejo de la localidad, nuestro destino.
La Villa Medieval de Aínsa, fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1965, y es que paseando por sus calles te das cuenta de por qué esta villa del Pirineo Aragonés mereció tal galardón.
Subiendo por la Calle de la Santa Cruz, nos topamos antes de entrar en la Plaza Mayor, con la Iglesia de Santa María, (S. XII), de origen románico y declarada Bien de Interés Cultural. Fue consagrada allá por 1181.
Dejando la iglesia de Santa María, se abre esplendorosa la Plaza Mayor de la Villa, de forma rectangular, al fondo de esta se observa el castillo de Aínsa, cuya primera fase data del S. XI, y la segunda del S. XVII. Desde lo alto de su muralla se vigila tanto la villa de Aínsa, como todo el valle que le rodea, divisándose al fondo como confluyen los ríos Ara y Cinca para seguir unidos al Embalse de Mediano.
Tras finalizar la jornada volvemos al coche recorriendo la Calle Mayor y bajando nuevamente los “taitantos” escalones que separan la Villa Medieval de la parte baja del Pueblo.