La comarca de la Sierra de Gata, en Cáceres, guarda secretos que enamoran a cada visitante. En una soleada mañana de marzo, mi mujer, nuestras dos hijas y yo nos embarcamos en un recorrido inolvidable, a pasar un sábado en familia. Desde la belleza medieval de Robledillo de Gata, pasando por un delicioso almuerzo en Santibáñez el Alto, hasta explorar la rica historia de Coria, fue un día lleno de momentos especiales.
Un paseo por Robledillo de Gata
Llegamos a Robledillo de Gata temprano, cuando la luz dorada del sol bañaba las calles de este precioso pueblo declarado Bien de Interés Cultural. Sus casas de adobe, madera y piedra parecen sacadas de un cuento. Paseamos por sus callejuelas empedradas, admirando cómo el tiempo parece haberse detenido en este rincón de Extremadura.
El murmullo del agua nos guio hasta el arroyo que cruza el pueblo, donde los molinos antiguos y las huertas cultivadas con mimo revelan la esencia rural de la zona. Subimos al mirador, desde donde se pueden observar las montañas que rodean el valle, una vista que nos dejó sin aliento. Antes de partir, visitamos la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una joya del siglo XVI con un retablo precioso.
Sabores auténticos en la Venta de la Peña del Fraile
El mediodía nos llevó a Santibáñez el Alto, donde almorzamos en el asador de la Venta de la Peña del Fraile. El lugar, enclavado en plena naturaleza, combina tradición y calidad en cada plato.
Optamos por probar las especialidades locales: cabrito al horno y carnes a la brasa con un trato muy especial, acompañadas de un buen vino de la tierra de Extremadura. Fue un almuerzo ameno que concluyó con suculentos postres caseros. La atención fue cálida, y el entorno, añadía un toque mágico a la experiencia.
Historia viva en Coria
Por la tarde, nos dirigimos a Coria, una ciudad llena de historia. Iniciamos nuestra visita en la muralla romana, que rodea el casco antiguo y está magníficamente conservada. Sus puertas, como la del Sol y la de la Estrella, nos transportaron a épocas pasadas.
El epicentro del casco antiguo es la catedral de Santa María de la Asunción, un monumento imponente que combina elementos góticos y renacentistas. Quedamos fascinados al ver los detalles de las vidrieras y la altura de las bóvedas. No muy lejos, el Palacio Episcopal y la Cárcel Real complementan el recorrido histórico con sus imponentes fachadas.
Después de pasear por las estrechas calles, nos detuvimos en la plaza de San Pedro, donde disfrutamos de un café calentito, ya que a estas alturas de la tarde comienza a hacer frio. Desde allí, iniciamos el regreso contemplando como el puente romano cruza el río Alagón. Este puente, con siglos de historia, es un lugar ideal para contemplar el atardecer.
Un día para recordar, un sábado en familia
Con el cielo tiñéndose de colores cálidos, regresamos a casa con el corazón lleno de buenos recuerdos. Este recorrido en familia nos permitió reconectar con la naturaleza, la gastronomía y la historia en un entorno único. Robledillo de Gata, Santibáñez el Alto y Coria nos regalaron un sábado en familia que atesoraremos siempre.