En una luminosa mañana de verano, decidimos visitar Zamora, esa joya castellana cargada de historia, arte y tranquilidad. El sol acariciaba suavemente la piedra dorada de sus edificios, mientras el cielo azul despejado prometía un día perfecto. Desde el primer momento, la ciudad nos recibió con su encanto sereno y su ritmo pausado, ideal para disfrutar de Zamora en pareja.
Un Despertar en el Corazón de Zamora
Nuestra jornada comenzó en el Parque de la Marina Española, un oasis de verdor en pleno centro de Zamora. Bajo la sombra de sus frondosos árboles, encontramos un acogedor bar donde disfrutamos de un delicioso desayuno. Mientras el aroma del café recién hecho nos acompañaba, planificamos nuestro recorrido con ilusión, dejándonos llevar por el encanto de esta ciudad cargada de historia.
Calle Santa Clara y la Vida en la Plaza Mayor
Recorriendo la Calle Santa Clara, el principal eje comercial de la ciudad, nos dejamos envolver por el ambiente animado y las fachadas históricas de sus edificios. Este paseo nos condujo hasta la Plaza Mayor, donde las terrazas se llenaban de vida mientras el imponente edificio del Ayuntamiento presenciaba la actividad cotidiana.
Balborraz: La Calle Fotogénica por Excelencia
Desde la Plaza Mayor, nos dirigimos a la icónica calle Balborraz, un espectáculo visual con su pendiente pronunciada y casas de colores que parecían salidas de un cuadro. Aprovechamos para sacar algunas fotos y capturar la magia que esta calle emana.
Calle de los Herreros y el Encanto de la Plaza de Santa Lucía
Continuamos por la Calle de los Herreros, un rincón lleno de historia y tradición. Este trayecto nos llevó hasta la tranquila Plaza de Santa Lucía, donde la iglesia del mismo nombre nos invitó a un momento de pausa y contemplación. Estábamos disfrutando de Zamora en pareja.
Hasta el Puente de Piedra y Más Allá
Nuestra caminata nos condujo hasta el histórico Puente de Piedra, un testigo del paso del tiempo y de innumerables historias. Cruzarlo fue como viajar al pasado. Desde allí seguimos el río Duero hasta llegar a la Aceña de los Olivares, un antiguo molino que ofrece un testimonio vivo de la relación de la ciudad con su río. Nos tomamos un tiempo para explorar y aprender sobre su fascinante historia.
San Claudio de los Olivares: Historia y Belleza
De camino hacia el casco antiguo, nos detuvimos para fotografiar la iglesia de San Claudio de los Olivares. Sus formas románicas y su sencilla belleza nos transportaron a una época lejana.
Catedral y Castillo: Iconos de Zamora
Subimos hacia la majestuosa catedral de Zamora, entrando por la Puerta del Obispo. Nos impresionaron sus detalles arquitectónicos y su cúpula gallonada, única en España. Tras la visita, nos dirigimos al castillo, cuya imponente presencia nos dejó maravillados, aunque solo lo contemplamos desde el exterior.
Últimos Destinos: San Isidoro, Viriato y Santa Clara
El paseo nos llevó a la Iglesia de San Isidoro, otro ejemplo del esplendor románico de Zamora. Desde allí seguimos por la calle de los Notarios hasta la Plaza de Viriato, donde un mercadillo local añadía un toque de color y bullicio al lugar. Tras explorar las paradas, regresamos a la Plaza Mayor y retomamos la Calle Santa Clara para recoger el coche.
Cierre nuestra escapada a Zamora en pareja con Sabor Local
Para culminar nuestra visita, nos dirigimos a una bodega en una localidad cercana. Allí, entre viñedos y paredes de piedra, disfrutamos de una comida típica zamorana que puso el broche de oro a nuestra escapada.